martes, 17 de noviembre de 2009

Periodos literarios: trabajo alumnas.

Antigüedad Clásica (S. VIII A.c – V D.c)
Ha sido la base de toda la cultura europea, la que nos enseñó a pensar, a admirar la belleza, el orden, la medida, la armonía, a expresar con elocuencia y arte las ideas y los sentimientos. Es el antepasado ilustre a quien muchos debemos; ha sido la mejor escuela de libertad y de verdad, de ingenuos pensadores y artistas capaces de crear y no de imitar.
Ideas claves:
- Politeísmo: Concepción religiosa que admite la existencia de varias divinidades, dispuestas jerárquicamente según su poder y propiedades. La predominancia de uno de estos dioses sobre los demás, deja vislumbrar una persistencia del monoteísmo inicial.
- Antropomorfismo: Conjunto de creencias que atribuyen a la divinidad la figura o las cualidades del hombre. Teorías que “casi” directamente, presuponen una voluntad idéntica a la del hombre en la naturaleza y en las cosas.
- Predominio de la razón: Doctrina filosófica cuya base es la omnipotencia e independencia de la razón humana; funda sobre la razón y las creencias religiosas.
- Mesura: Gravedad, compostura, seriedad, circunspecto. Reverencia, cortesía, respeto. Moderación, templanza.
- Equilibrio: Contrapeso, contrarresto, armonía Ecuanimidad, mesura en los actos y juicios.
- Normas: Reglas que se deben seguir o que se deben ajustad a las conductas, tareas, actividades, etc.
-Leyes estéticas (retórica): Históricamente la retórica tiene su origen en la Grecia Clásica, donde se entendía en palabras de los tratadistas clásicos, como el “ARS BENE DICENDI”, esto es, la técnica para expresarse de manera adecuada para lograr la persuasión del destinatario (etimológicamente la palabra es un helenismo, que proviene del griego “rhetoriké”). Finalmente, es un sistema de reglas y recursos que actúan en distintos niveles en la construcción de un discurso.

Principal expresión literaria:
- Mitos: Es un relato de acontecimientos imaginarios y/o maravillosos, protagonizados habitualmente por seres sobrenaturales o extraordinarios, como dioses, semidioses, héroes o monstruos.
- Leyendas: Es una narración de un suceso con parte de la realidad y parte fantasiosa. Generalmente las leyendas se transmiten de generación en generación.
Las leyendas son parte de la cultura y las creencias de un pueblo o ciudad; es posible que a través del tiempo sufran algunas cambios en su contexto, pero el objetivo es el mismo.
- Epopeyas: Es un subgénero épico, es decir, narrativo, escrito la mayor parte de las veces en verso largo o prosa, que consiste en la narración extensa de acciones trascendentales o dignas de memoria para un pueblo en torno a la figura de un héroe, que representa sus virtudes de más estima.
- Teatro (tragedia): Género teatral originario de la Antigua Grecia, inspirado en los ritos y representaciones sagradas que se hacían en Grecia y Asia menor, alcanza su apogeo en Atenas el siglo V A.c.


Obras y/o autores destacados:

- La Iliada (Homero): Es una epopeya griega y el poema más antiguo escrito de la literatura occidental. Está tradicionalmente atribuida a Homero. Compuesta en hexámetros dactílicos, consta de 15.691 versos (divididos por los editores, ya en la antigüedad, en 24 cantos o rapsodias) y su trama radica en la cólera de Aquiles. Narra los acontecimientos ocurridos durante 51 días en el décimo y último año de la guerra de Troya. El título de la obra deriva del nombre griego de Troya, Ιlión.
- La Odisea (Homero): Es una epopeya que consta de unos 10.000 versos divididos en 24 cantos, y narra el regreso de Ulises, el héroe griego (también llamado Odiseo) de la guerra de Troya. Durante su ausencia, un grupo de pretendientes de su esposa Penélope está acabando con sus bienes.
Esta epopeya abarca aproximadamente diez años de viajes, y los diversos peligros con los que se debió enfrentar, (como el cíclope), continúa con la llegada de Ulises a su isla natal, Ítaca. Allí prueba la lealtad de sus sirvientes, ejerce venganza contra los pretendientes de Penélope, y logra volver a reunirse con su hijo, su esposa y su padre.
- La Eneida (Virgilio): Es una epopeya romana escrita por Publio Virgilio Marón, más conocido como Virgilio, en el Siglo I a. C. La obra fue escrita por encargo del emperador Augusto, con el fin de glorificar, atribuyendo un origen mítico, al Imperio que con él se iniciaba. Con este fin, Virgilio elabora una reescritura, más que una continuación, de los poemas homéricos, tomando como punto de partida la guerra de Troya y su destrucción, y colocando la fundación de Roma como un acontecimiento ocurrido a la manera de los legendarios mitos griegos. Se suele decir que Virgilio, en su lecho de muerte, encargó quemar la Eneida, ya fuera porque deseaba desvincularse de la propaganda política de Augusto, o bien porque no consideraba que la obra hubiese alcanzado la perfección que el poeta quería.

- Edipo Rey (Sófocles): Edipo rey fue una tragedia griega de Sófocles, de fecha desconocida. Algunos indicios sugieren que pudo ser escrita en los años posteriores a 430 a. C. La tetralogía de la que forma parte tiene fama de haber conseguido solo el segundo puesto en el “agon” dramático, aun cuando Edipo rey es considerada por muchos la obra maestra de Sófocles, y era admirada especialmente por Aristóteles. Trata de la parte de la historia de Edipo en la que es rey de Tebas y esposo de Yocasta. Cuando se descubre la verdad, que es el asesino de su padre y el esposo de su madre, Yocasta se suicida y Edipo se ciega a sí mismo, pidiendo su destierro a Creonte, hermano de Yocasta.

- Electra (Eurípides): Electra es una antigua tragedia griega de la que nos llegaron 3 versiones a nuestros días: la versión de Esquilo, la de Sófocles, y la de Eurípides. Cada una de ellas difiere en los detalles de la trama y en el estilo. Se discute si es más antigua la obra de Sófocles o la de Eurípides. La de Eurípides se suele datar entre 417 y 413 a. C. Fue escrita como parte de una trilogía

- Lisístrata (Aristófanes): Es la obra de teatro más famosa del dramaturgo de la Grecia Clásica Aristófanes.
Las comedias de Aristófanes son de un gran interés histórico, además de su valor literario, ya que gracias a ellas se puede conocer la vida cotidiana de los atenienses. El autor protestó con frecuencia contra la guerra.
Lisístrata (cuyo nombre significa “la que disuelve los ejércitos”), es la mujer de un soldado ateniense, que cansada de las continuas guerras entre Atenas, Esparta y otras poleis griegas, reúne a las mujeres de ambos bandos y les propone iniciar una huelga de tipo sexual. La idea no gusta en principio, pero ella logra convencer a todas las mujeres de Grecia de que no tengan relación sexual con sus esposos hasta que estos firmen la paz. Al final de la obra, los hombres, faltos de sexo, deciden dejar de luchar, firman la paz y ponen fin a la huelga de piernas cruzadas de sus mujeres.


NEOCLASICISMO
Orígenes
Con el deseo de recuperar las huellas del pasado se pusieron en marcha expediciones para conocer las obras antiguas en sus lugares de origen. La que en 1749 emprendió desde Francia el arquitecto Jacques-Germain Soufflot, dio lugar a la publicación en 1754 de las Observations sur les antiquités de la ville d'Herculaneum, una referencia imprescindible para la formación de los artistas neoclásicos franceses. En Inglaterra la Society of Dilettanti (Sociedad de Amateurs) subvencionó campañas arqueológicas para conocer las ruinas griegas y romanas. De estas expediciones nacieron libros como las Antigüedades de Herculano (1757-1792) financiada por el Rey de Nápoles (luego Carlos III de España), que sirvieron de fuente de inspiración para los artistas de esta época.
También hay que valorar el papel que desempeñó Roma como lugar de cita para viajeros y artistas de toda Europa e incluso de América. En la ciudad se visitaban las ruinas, se intercambiaban ideas y cada uno iba adquiriendo un bagaje cultural que llevaría de vuelta a su tierra de origen. Allí surgió en 1690 la llamada Academia de la Arcadia o Arcades de Roma, que con sus numerosas sucursales o coloniae por toda Italia y su apuesta por el equilibrio de los modelos clásicos y la claridad y la sencillez impulsó la estética neoclásica.
La villa romana se convirtió en un centro de peregrinaje donde viajeros, críticos, artistas y eruditos acudían con la intención de ilustrarse en su arquitectura clásica. Entre ellos estaba el prusiano Joachim Winckelmann (1717-1768), un entusiasta admirador de la cultura griega y un detractor del rococó francés; su obra Historia del Arte en la Antigüedad (1764) es una sistematización de los conocimientos artísticos desde la antigüedad a los romanos.

...En Roma también trabajaba Giovanni Battista Piranesi (1720-1778); en sus grabados, como Antichitá romana (1756) o Las cárceles inventadas (1745-1760), y transmite una visión diferente de las ruinas con imágenes en las que las proporciones desusadas y los contrastes de luces y sombras buscan impresionar al espectador.
El trabajo está cargado de simbolismo: la figura en el centro representa la verdad rodeada por una luz brillante (el símbolo central de la iluminación). Dos otras figuras a la derecha, la razón y la filosofía, están rasgando el velo que cubre verdad.
La Ilustración representaba el deseo de los filósofos de la época de Razón (filosofía) racionalizar todos los aspectos de la vida y del saber humanos. Vino a sustituir el papel de la religión (como organizadora de la existencia del hombre) por una ética laica que ordenará desde entonces las relaciones humanas y llevará a un concepto deísta de la verdad.
Literatura
La Ilustración fue un movimiento intelectual que provocó que el siglo XVIII fuera conocido como el «Siglo de las Luces». El culto a la razón promovido por los filósofos ilustrados conllevó un rechazo del dogma religioso, que fue considerado origen de la intolerancia, y una concepción de Dios que pasaba de regir el mundo mediante las leyes naturales a desaparecer en concepciones ateas del universo. Los ilustrados promovieron la investigación de la naturaleza, el desarrollo científico-técnico, la educación y la difusión general de todo tipo de conocimientos; fueron los tiempos de L'Encyclopédie. El arte se hizo así más accesible y con menos pretensiones, y la literatura se dirigió a un público más amplio, planteándose como un instrumento social. El aumento del número de lectores, especialmente entre la burguesía, plantea la figura del escritor como un profesional, y la escritura como su fuente principal o secundaria de sustento.[3]
Francia fue la primera en reaccionar contra las formas barrocas, y los tres grandes ilustrados, Voltaire, Montesquieu y Rousseau se cuentan entre sus principales exponentes. También destacaron Pierre Bayle, Denis Diderot, George Louis Lecler y Chamblain de Marivaux. En Inglaterra tuvo una gran cantidad de adeptos la novela de aventuras, destacando Daniel Defoe, Jonathan Swift, Samuel Richardson y Henry Fielding, junto a los poetas John Dryden y Alexander Pope.[4]
De la novela se pasó al ensayo como género divulgador de ideas por excelencia. La literatura neoclásica realizó una crítica de las costumbres, incidiendo en la importancia de la educación, el papel de la mujer y los placeres de la vida.[5] Destacaron en España el fraile benedictino Benito Jerónimo Feijoo, Gaspar Melchor de Jovellanos y José Cadalso.
Cobró importancia la fábula, relatos o poesías normalmente ejemplificadas con animales, donde se exponen enseñanzas morales. La fábula se caracterizaba por ser una composición de carácter didáctico, por la crítica de vicios y costumbres personales o de la sociedad, y por la recurrencia a la prosopopeya o personificación. Es el subgénero que más se adaptó a las preceptivas neoclásicas: una composición sencilla en la que la naturaleza interviene, y que enseña divirtiendo. Destacaron los fabulistas Félix María de Samaniego y Tomás de Iriarte en España, y el francés Jean de la Fontaine.[6]
En España, hubo una continuidad barroca en la poesía, con autores como Diego de Torres y Villarroel, que consideraba a Quevedo su maestro; Gabriel Álvarez de Toledo y Eugenio Gerardo Lobo. La segunda mitad del siglo XVII mostraba ya una poesía neoclásica, dominada por su admiración por la ciencia y los temas filosóficos, o centrada en temas anacreónticos y bucólicos, y marcada en ocasiones por el fabulismo. Destacaron Nicolás Fernández de Moratín, autor de Arte de las putas, prohibida por la Inquisición, que pudo inspirar los Caprichos de Goya; Juan Meléndez Valdés y José Cadalso, de la escuela salmantina; los fabulistas Iriarte y Samaniego en Madrid; en la escuela sevillana destacaron José Marchena, Félix José Reinoso, José María Blanco-White y Alberto Lista.[7]
Se dio también una fuerte influencia barroca en el teatro español, especialmente durante la primera mitad del siglo XVIII, con autores como Antonio de Zamora o José de Cañizares. El teatro en España tuvo cambios como la prohibición oficial de representar autos sacramentales, la reaparición del gusto popular por el sainete y la transición de los antiguos corrales a los teatros, como locales adecuados a la nueva concepción del teatro. A finales del primer tercio de siglo los dramaturgos españoles comienzan a seguir los modelos franceses, como Boileau y Racine, renovando las estéticas aristotélicas y horacianas. La obra de teatro debe ser verosímil, cumplir con las unidades de acción, de espacio y de tiempo, y tener un enfoque didáctico y moral. Destacaron en la tragedia Nicolás Fernández de Moratín, José Cadalso, Ignacio López de Ayala y Vicente García de la Huerta; en el más popular género del sainete, destacaron Antonio de Zamora, el prolífico Ramón de la Cruz e Ignacio González del Castillo. Destacó especialmente la figura de Leandro Fernández de Moratín, creador de lo que se ha dado en llamar «comedia moratiniana» (La comedia nueva o El café, El sí de las niñas), en que ridiculizaba los vicios y costumbres de la época, usando el teatro como vehículo para moralizar las costumbres. Seguidores de esta línea son también Manuel Bretón de los Herreros y Ventura de la Vega.

La prosa en el Neoclasicismo
Félix María Samaniego
Nació en Laguardia (Álava) en 1745 y murió en el mismo pueblo en 1801. Estudió en Valladolid y viajó por Francia, cuya influencia se advierte en la única obra por la que lo conocemos: las Fábulas morales, 157 fábulas distribuidas en 9 libros, escritas para los alumnos del seminario de Vergara.
Samaniego ridiculiza los defectos humanos en sus fábulas, imitando a los grandes fabulistas Fedro, Esopo y La Fontaine. Aunque las fábulas de Samaniego están escritas en verso, su carácter es prosaico, dados los asuntos que trata y su finalidad didáctica.
José Cadalso
Nació en Cádiz en 1741 donde realizó sus primeros estudios. Más tarde estudió en el Seminario de Nobles de Madrid. Desde muy joven tuvo oportunidad de viajar por diferentes países y ponerse en contacto con sus lenguas y sus culturas. A los 21 años regresó a España y comenzó su carrera militar llegando a alcanzar el grado de coronel del ejército español. Murió durante el bloqueo de Gibraltar en 1782.
Cadalso fue un hombre inteligente y culto, dotado de un fino espíritu crítico. Mantuvo amistad con todos los escritores importantes de su época y se interesó por todos los géneros literarios; aunque destacó más con sus obras en prosa: Los eruditos a la violeta, Noches lúgubres, Cartas Marruecas. Hoy se le recuerda fundamentalmente por sus Cartas Marruecas, obra de carácter ensayístico publicada varios años después de su muerte.

El teatro en el Neoclasicismo
Como toda obra neoclásica, el teatro se somete a las rígidas normas del clasicismo, por lo que adopta la regla de las tres unidades que Lope de Vega había roto en el Barroco. Desaparece de las obras de teatro todo tema imaginativo y fantástico, así como la mezcla de lo trágico y lo cómico. Surge un teatro exclusivamente didáctico.
• Leandro Fernández de Moratín
Nació en 1760 y era un hombre tímido, apacible, inteligente y culto. Sentía verdadera admiración por Francia y su cultura, lo que hizo que se pusiera de parte del rey José Bonaparte (hermano de Napoleón), llegando a desempeñar puestos de carácter cultural durante su reinado. Cuando fueron expulsados los franceses tuvo que irse exiliado. Vivió algún tiempo en Barcelona y Burdeos, y murió en París en 1828.
Toda su obra teatral esta realizada siguiendo las normas neoclásicas y ha convertido al autor en uno de los mejores y escasos dramaturgos de este siglo.
• El sí de las niñas. En esta obra hace una dura crítica a las familias que obligan a sus hijas a casarse sin tener en cuenta sus sentimientos.
• La comedia nueva o el café. Critica duramente a los poetas incultos e ignorantes que se atreven a escribir obras dramáticas.

Romanticismo
Características más importantes:
El sentimiento de no plenitud. La angustia ante lo incompleto de la existencia humana es el mal de la época”. La vida parece un problema insoluble: su fugacidad con sus como la muerte o las ruinas abarcarán desde la desesperación del atea hasta el misticismo del creyente.
El desacuerdo con el mundo: ese desacuerdo está en la base del Romanticismo. El romántico es un eterno descontento: sus ideales no encuentran cauce en la realidad cotidiana
La exaltación del “yo”: es otra cara del conflicto entre el individuo y la sociedad. El artista se siente superior al mundo que le rodea y se aísla orgullosamente Esa exaltación del “yo” supone un individualismo o un subjetivismo que son rasgos esenciales de la época
La libertad:. El héroe romántico salta por encima de la normas de comportamiento, y el artista rechaza la tiranía de las reglas. Como reverso de estas ansias de libertad, encontramos la obsesión por el destino.

La naturaleza: se dice que los románticos descubrieron el paisaje. En este punto hallamos personaje, mostrándose melancólica, tétrica o turbulenta.

La historia, el pueblo: el interés por la historia y el desarrollo del Nacionalismo son otras grandes preocupaciones de la época. En la historia, buscan los románticos tradicionalistas los valores cuya pérdida lamentan.

Características del romanticismo literario
Para el Romanticismo, el ansia de libertad del hombre era una aspiración inalcanzable. El hombre era un ser desgraciado en est vida, porque la sociedad le impedían realizar los deseos personales y los impulsos del corazón.

La moral romántica: como los románticos no aceptaban un mundo ordenado según las leyes de la razón y de la ciencia, se negaron a aceptar sus normas morales. Los héroes de la literatura romántica son hombres rebeldes que aspiran a una absoluta libertad moral. La literatura exalta a los bandidos, piratas, reos, mendigos, prostitutas; seres al margen de la sociedad y de sus leyes
“El Romanticismo es el liberalismo en Literatura”: se considera que la ordenación de la sociedad y el progreso público era asuntos que debían ser dirigidos por la minoría ilustrada, es decir, por un grupo de hombrees cultos que conocían la ciencia y los métodos de la razón. Su lema era: “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Muchos románticos se rebelaron contra esa concepción política y lucharon por la implantación del liberalismo. La mayor parte de los escritores románticos colaboraron con sus obras en el triunfo de esta ideología e intentaron introducirla en todos los aspectos de la vida. De acuerdo con ello, exigieron para el escritor una absoluta libertad para componer sus obras sin tener que someterse ningún tipo de norma estética. Víctor Hugo, declaró: “El Romanticismo es el liberalismo en literatura”.
Subjetivismo: el romanticismo va a significar una explosión incontenible de individualidad, de exhibición descarnada de lo más íntimo del alma del escritor. El escritor romántico va a exponer su “yo” la contemplación de los demás sin vergüenza ni pudor. La consecuencia inmediata será un auge incontenible de la poesía lírica mediante la cual se expresan los sentimientos personales.
Ansia de libertad: el hombre romántico reacciona contra todas las trabas que habían cohibido el espíritu humano hasta entonces: luchan contra la moral tradicional, contra la monarquía absolutista, contra la contención de los sentimientos impuesta por la Ilustración, contra todo lo que signifique norma.

Romanticismo.
Autores representativos.
José de Espronceda: A la patria, Al dos de mayo, A la degradación de Europa, Canto de cosaco, Convocación del pirata, El verdugo, El reo de muerte, El mendigo.
Rosalía de Castro: Cantares Gallegos, Follas Novas, En las orillas del Sar.
Gustavo Adolfo Bécquer: Las Rimas.
V
Rimas
Autor: Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
Es una de las figuras más importantes del romanticismo y sus Rimas supusieron el punto de partida de la poesía moderna española.
Rimas
Personalidad Literaria.
Como tal romántico , Gustavo Adolfo Bécquer, en sus poemas se destacan aspectos como el subjetivismo (el “yo” poético) y el tema del amor. Para Bécquer la poesía se representa con la imagen de la mujer y se basa en el puro sentimiento.
Formalmente , la estructura de sus obras se basa en las características de la poesía popular: versos cortos , rima asonante , lenguaje sencillo y emotivo. Sin embargo , se trata de una poesía muy elaborada: maestría en la combinación de versos de distinta medida en un mismo poema y eficacia en el uso de recursos literarios como la metáfora , la comparación , el paralelismo,etc.
Sus obras ;
Leyendas: El gnomo, La corza blanca, El beso, El caudillo de las manos rojas, La cruz del Diablo, Creed en Dios, La promesa, El Cristo de la calavera, La ajorca de oro, El monte de las ánimas, Los ojos verdes, Maese Pérez el organista, El rayo de luna, El miserere, La rosa de la pasión.

El romanticismo alemán es el grado más alto que alcanzó el romanticismo en alguna región del mundo y es a la vez manifestación espiritual (geist) del pueblo alemán y la región pangermánica. En el romanticismo alemán —como en el romanticismo en general— prima el sentimiento sobre la racionalidad y la técnica. El espíritu y el sentido de la vida a través de la libertad sentaron a fines del siglo XVIII las bases del arte alemán.
Johann Wolfgang von Goethe, padre del romanticismo alemán
Goethe es la piedra fundacional del romanticismo alemán y uno de los grandes genios de la literatura universal. Sus primeras obras están vinculadas al movimiento Sturm und Drang. Tras un viaje a Italia, sin embargo, adoptó un estilo más clásico, sin renunciar a los temas románticos. Junto a Friedrich Schiller y el grupo llamado "los románticos alemanes" (Novalis, Hoffmann y Friedrich Hölderlin) formaron una corriente mística y centrada en las bases históricas (Geschichte) del pueblo (volk) opuesta al estratificado ideal francés. Se destacan tres puntos fundamentales:
• Oposición al clasicismo y a la racionalidad.
• Arte basado en la libertad, el sentimiento y la espontaneidad.
• Recuperación del espíritu originario del pueblo pangermánico.
Pero éste no era su contrapunto; más bien era el Aufklärung (racionalismo iluminista) lo que los románticos alemanes sentían necesidad de superar. La gran obra de este período es a todas luces el Fausto de Goethe; largo y complejo poema dramático de tema filosófico, publicado en dos partes. En él se reflexiona sobre el destino humano a través de la historia del protagonista, que vende su alma al diablo a cambio de la sabiduría y la juventud. Fausto es, en la intención del poeta, símbolo de la humanidad, que yerra cuando actúa, pero que debe actuar para hallar la salvación. El Fausto es llamado (con cierta anticipación contextual, casi como una profecía) la primera tragedia universal de la modernidad.

Segundo romanticismo
En esta etapa del romanticismo alemán se producen los mayores clásicos universales, presentes mayormente en cuentos infantiles. Clave en esto serían los hermanos Grimm, Wilhelm y E.T.A. Hoffmann que producirían creaciones tales como Cascanueces, El lobo y las siete cabritas, los músicos de Bremen, Blancanieves y los siete enanitos, y La Cenicienta entre otros. En la poesía el romanticismo tendrá un gran impulso también, pero en el teatro prepara las bases para una revolución en ese género artístico. Será Georg Büchner con La muerte de Dalton y Woyzeck influyó notablemente a Bertolt Brecht para llevar el romanticismo y la utopía política fusionados en la técnica teatral a través de su teatro dialéctico.
El romanticismo crea no sólo una manifestación cultural propiamente pangermánica sino a fines del siglo XIX sienta las bases de la estética misma de occidente; parámetros que permanecen hasta el día de hoy en aspectos que van desde la publicidad hasta el arte y la vida cotidiana.
EL ROMANTICISMO LITERARIO
El Romanticismo literario es el movimiento que dominó la literatura en Europa desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX.Se caracteriza por su entrega a la imaginación y la subjetividad,su libertad de pensamiento y expresión y su idealización de la naturaleza .El romanticismo fue, pues, un estilo de vida cuyos rasgos más característicos son los siguientes:la imaginación y la sensibilidad serán bandera frente a la razón y la intelectualidad; el ansia de El término romántico se empleó por primera vez en Inglaterra en el siglo XVII con el significado original de `semejante al romance´, con el fin de denigrar los elementos fantásticos de la novela de caballerías muy en boga en la época.
EL ESPÍRITU ROMÁNTICO
Inspirados por el filósofo Jean-Jacques Rousseau y el escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe, se considera el manifiesto literario del romanticismo el prólogo de la segunda edición de las Báladas líricas (1800) escrito por los poetas ingleses William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge.En él se destaca la importancia del sentimiento y la imaginación en la creación poética y se rechazan las formas y los temas literarios convencionales.De estre modo predomina la imaginación sobre la razón ,la emoción sobre la lógica y la intuición sobre la ciencia
EL ROMANTICISMO ESPAÑOL
El romanticismo español es confuso y muy complejo, lleno de contradicciones , y provoca dos tendencias: una más conservadora , encabezada por el duque de Rivas , y otra más revolucionaria, en la que destacó Espronceda .
La literatura romántica en castellano se divide en cuatro etapas:la de los inicios, la del triunfo del romanticismo, la llamada de "nacionalización " de los elementos románticos extranjeros y la del posromanticismo, ya en la segunda mitad del s.XIX.
El romanticismo llega a España con retraso respecto al resto de los países europeos, y no es particularmente fecundo puesto que está condicionado por la política marcada por Fernando VII.El erudito José Joaquín de Mora, exiliado en Francia,envió a los Bochl de Faber, entonces en Cádiz los primeros romances protorománticos , y más tarde durante su exilio en Londres, junto Alcalá Galiano y Blanco White,fue uno de los impulsares del romanticismo español.Tras la muerte de Fernando VII se señala como triunfo del romanticismo en España 1834.Se estrenan entonces La conjuración de Venecia ,de Martinez de la Rosa, Macías de Larra y se publican poesías de Salas y Quiroga.Algunos señalan el fin del auge de romanticismo en España en 1844 cuando se estrena el Don Juan Tenorio de Zorrilla .
Los temas del romanticismo español son casi los mismos que en el resto de Europa.La prosa romántica se refleja en tres tendencias: el costumbrismo, la novela histórica y la prosa doctrinal.En la poesía fue donde la estética romántica se mostró con más libertad y en el teatro el máximo exponente será el drama.
El romanticismo finaliza hacia 1850 debido a la aparición del realismo; no obstante, hay dos poetas que continuan la tendencia romántica : Rosalía de Castro que escribirá sus obras en castellano y gallego y Gustavo Adolfo Bécquer.
EL ROMANTICISMO ITALIANO
En Italia el romanticismo se impregnó de la mezcla de Restauración y Risorgimento que vivía el país; de esa situación enfrentada que tenía el país tras la proclamación de la Unidad Italiana en 1861. Aparte de todo esto, también nos resulta peculiar que el mayor poeta romántico italiano, Leopardi, se manifestará en repetidas ocasiones como antiromántico rechazando todo aquello que provenía de este movimiento literario. El romanticismo italiano creo muchas ideas bajo el influjo de hechos culturales extranjeros. Adoptando los ejemplos a las exigencias que una situación como la de Italia en ese momento requería. En Italia el movimiento romántico fue un tema de debate, dando lugar a amplias polémicas. Se pueden destacar tres generaciones:
- La primera generación, se comprendería entre 1815 y 1840. Muestra una gran preocupación por la historia civil. Los autores se ocupan de los distintos géneros literarios (lírica intimista, histórica…). Destacan los nombres de Manzoni y Leopardi.
- La segunda generación, aparece entre 1840 y 1860, siendo un periodo de menor importancia. Es una lírica dulzona, sentimental y sensible. Es un romanticismo más idealista. Utiliza rimas fáciles, más musicales, más sonoras y de alguna manera más superficiales. Estamos en una época de guerras y el publico busca evasión.
-La tercera generación se produce después de 1860, y es una reacción contra el sentimentalismo anterior. Da origen a un movimiento de jóvenes anarquistas, denominado Scapigliatura.
Como en Europa, la literatura latinoamericana de los primeros años del siglo XIX se encuentra todavía dentro de marcos neoclásicos, si bien con ciertas influencias del Romanticismo, que empieza a afianzarse allende los mares. Uno de los escritores iniciales de la centuria es el mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi, conocido por "el Pensador Mexicano" (1776-1827). Autor de prosa vigorosa, su "Periquillo Sarniento" (1816) se considera la primera novela de Latinoamérica. Se trata de un relato realista, parecido a los de la picaresca española por las aventuras de su protagonista y su carácter moralizador. Su obra maestra se llama "Don Catrin de la Fachenda" (1832), novela bien construida, de intención didáctica, sobre la ruina moral y física de un joven de buena familia. Otras narraciones novelescas tienen menor valor, como "La Quijotita y su prima" (1818) y "Noches tristes" (1818).
Interesante escritor del mismo período es el poeta ecuatoriano José Joaquín de Olmedo (1780-1847). En su amplia producción se muestra seguidor de los clásicos griegos y de los neoclásicos españoles. De ella deben entresacarse dos importantes odas: "La victoria de Junín" (1825) y "Al general Flores, vencedor en Miñarica" (1835). La más célebre es la primera, canto exaltado de los triunfos de los ejércitos de Simón Bolívar y de la independencia de los americanos, en versos majestuosos y sonoros.
El tercer gran autor de esta época, el venezolano Andrés Bello (1781-1865), revela su sólida formación clásica en sus poemas, especialmente en las silvas tituladas "Alocución a la poesía" (1823) y "A la agricultura de la zona tórrida" (1826), e introduce en ellas ciertos elementos indígenas. Sus amplios conocimientos científicos y humanísticos se ponen de manifiesto en sus prosas: "Ortología métrica" (1835), "Principios de Derecho Internacional" (1844) y, sobre todo, "Gramática de la lengua castellana" (1847), de enorme difusión y constante actualidad.
Dignos de mención son el argentino Juan Cruz Varela (1794-1839), de acentos patrióticos; el hondureño José Trinidad Reyes (1797-1855), de tono satírico; y el uruguayo Bartolomé Hidalgo (1788-1823), cultivador de la poesía popular, lo mismo que el peruano Mariano Melgar (1791-1815).
Algo posteriormente, aunque todavía dentro de la esfera del neoclasicismo, aparecen el mexicano José Joaquín Pesado (1801-1861), autor de poemas en los que intenta resucitar la poesía indígena ("Los aztecas", 1854); el venezolano Juan Vicente González (1811-1866), cultivador de la prosa poética; y su compatriota Fermín Toro (1807-1865), que se acerca a la estética del Romanticismo, aunque conserva las formas clásicas. Más rígidamente neoclásico, el peruano Felipe Pardo y Aliaga (1806-1868), antirrepublicano, escribe sátiras y comedias didácticas al gusto del siglo XVIII, mientras que su coterráneo Manuel Ascencio Segura (1805-1871) se muestra más cerca del pueblo en sus poemas satíricos, cuadros de costumbres y, sobre todo, sus comedias.
Por fin, hay que citar también al guatemalteco José Batres Montúfar (1809-1844), excelente narrador en verso.
Hay otro grupo de escritores más cercanos al Romanticismo, aun cuando no pertenecen de manera declarada a él. El más importante es el cubano José María de Heredia y Campuzano (1803-1839), que vive casi siempre en el exilio. Su melancólica poesía emplea constantes alusiones a la naturaleza; las composiciones más conocidas se titulan En "El teocalli de Cholula" (1820) y "Canto al Niágara" (1824). Heredia es también autor de relatos, obras dramáticas y críticas. Entre los escritores prerrománticos, en los que influyen Young, el falso Ossian y Chateaubriand, figuran los colombianos José Fernández Madrid (1789-1830) y José María Gruesso (1779-1835), y el argentino José Antonio Miralla (1789-1825).
El Romanticismo en los países hispanoamericanos no se diferencia en esencia del propio de las naciones europeas en que se origina. Su rasgo principal, en algunos lugares, consiste en la idealización del indio, lo que responde a la exaltación de los valores nacionales y del pasado, propia del movimiento romántico. Sus primeras corrientes parten de Francia e Inglaterra, pero más tarde son claramente españolas. Por razones de índole histórica, ante todo por la falta de tradición colonial arraigada, el Romanticismo prende en la región del Río de la Plata antes que en el resto del continente.
La dictadura de Rosas provoca el destierro de buen número de jóvenes escritores argentinos. Uno de ellos, Esteban Echeverría (1805-1851), vive unos años en Francia y, en muchos aspectos, puede considerarse un precursor. Su novela "Elvíra o la novia del Plata" (1832) resulta plenamente romántica; causan sensación por la novedad sus libros de versos "Los consuelos" (1834) y "Las rimas" (1837), que le proporcionan enorme reputación entre los poetas juveniles. Con la intención de crear; la literatura nacional, funda en 1838 la Joven Argentina o Asociación de Mayo, reunión de escritores que comparten sus ideales.
Juan Bautista Alberdi (1810-1884) forma parte de esta generación. Se distingue por sus escritos políticos, artículos de costumbres, que firma con el seudónimo de "Figarillo", y una novela alegórico titulada "Peregrinación de doña Luz del Día" (1875), llena de referencias a la política y la vida en Argentina.
Más interesante por sus valores literarios es la obra de Juan María Gutiérrez (1809-1978),de estilo más cuidado que el de sus compañeros, tanto en sus "Poesías" (1869) como en sus novelas, la mejor de las cuales es "El capitán de patricios", escrita en 1843 y publicada mucho más tarde (1874); se distingue asimismo como crítico literario. Uno de los más vigorosos prosistas del grupo, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), encarnizado enemigo de Rosas, ocupa la presidencia de la República entre 1868 y 1874. Su obra más famosa se denomina "Civilización y barbarie: Vida de Juan Facundo Quiroga" (1845), especie de historia no velada sobre la situación de su patria, en la cual apunta las bases para su reconstrucción. Mayor calidad literaria tienen sus cartas, reunidas con el titulo de "Viajes" (1845-1847): contienen bellas descripciones de los lugares que ha visitado. Igual carácter autobiográfico tienen sus restantes obras "Mi defensa" (1843), "Recuerdos de provincia" (1850) y "Campaña del Ejército Grande" (1852). Por inaugurar una moda en la literatura hispanoamericana es importante la novela de Vicente Fidel López (1815-1903) titulada "La novia del hereje". Ambientada en el siglo XVI, en tiempo de las correrías de Drake por América del Sur, se escribe hacia 1840, pero no se publica en volumen hasta 1884.
Los grandes poetas del grupo de desterrados son Ascasubi y Mármol. Hilario Ascasubi (1807-1875) retrata en populares poemas, empleando el habla de los gauchos, vivas escenas de la existencia en la pampa. Sus libros más celebrados se titulan "Paulino Lucero" (1839-1851), "Aniceto el Gallo" (1853-1859) y "Santos Vega o Los mellizos de la Flor" (1872).
La poesía de José Mármol (1817-1871) se inspira en la de Byron. Sus "Cantos del peregrino" (1846) son el resultado de sus meditaciones en el barco que le lleva al destierro en Chile; las composiciones en que ataca con dureza a Rosas están contenidas principalmente en "Armonías" (1851-1854). La importancia de Mármol en la historia de la poesía no es menor a la que tiene en la de la novela: su "Amalia" (1851-1855), ambientada en Buenos Aires bajo la tiranía de Rosas, se presenta como novela básicamente política, a despecho de sus grandes valores literarios.
El Romanticismo prende también en las demás naciones hispanoamericanas, pero quizá con menos ímpetu que en Argentina. En Chile y Uruguay los exiliados argentinos crean núcleos literarios que in fluyeron en los escritores autóctonos. En el primer país, sobresalen los narradores José Victorino Lastarria (1817-1888) y Vicente Pérez Rosales (1807-1886), y el poeta Salvador Sanfuentes (1817-1860), mientras que en el segundo descuellan los poetas
Adolfo Berro (1819-1841) y Juan Carlos Gómez (1820-1884), y el crítico Andrés Lamas (1817-1891).
En Cuba, la figura principal del período es Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873), que vive casi siempre en España. Sus Poesías, publicadas por vez primera en 1841, cultivan el tema amoroso y, a veces, los acentos místicos. Compone varias novelas, como "Sab" (1841), de ambiente cubano, y "Guatimocín" (1846), sobre la conquista de México; y obras dramáticas, como "Saúl" (1849), "Recaredo" (1850) y "Baltasar" (1858). También cubanos son Diego Gabriel de la Concepción Valdés, conocido por "Plácido" (1809-1844), fácil versificador, aunque parcamente imaginativo; José Jacinto Milanés (1814-1863), poeta y dramaturgo ("El conde Alarcos", 1838), y Cirilo Villaverde (1812-1894), cultivador de la novela "esclavista" en "Cecilia Valdés" (1839).
El Romanticismo en México se halla representado por los poetas Ignacio Ramírez (1818-1879), ministro en varias ocasiones, de lira inconformista, que populariza el seudónimo de "El Nigromante"; Guillermo Prieto (1 818-1897), de inspiración popular en la "Musa callejera" (1883); el autor teatral Fernando Calderón (1809-1845), con dramas, comedias de costumbres y tragedias, y los novelistas Manuel Payno (1810-1894), seguidor de Fernández de Lizardi en "Los bandidos de Río Frío" (1888-1891), y Luis G. Inclán (1816-1875), que narra la vida de los campesinos en "Astucia, el jefe de los Hermanos de la Hoja" (1865).
Entre los románticos venezolanos de la primera generación, la figura más destacada es la de José Antonio Maitín (1804-1874), distinguido poeta elegíaco. En Colombia, hay que citar a José Eusebio Caro (18171853), el cual, con versos brillantes y sonoros, trata los más variados temas, desde el amor a la política, pasando por la naturaleza y la filosofía, siempre con vigor y entusiasmo; es uno de los mejores poetas de su patria. No hay que olvidar al guatemalteco José Milla (18221882), conocido por "Salomé Jil", anagrama de su nombre, autor de novelas históricas y cuadros de costumbres.
A la segunda generación, romántica pertenecen los escritores que comienzan a publicar cuando el Romanticismo se ha asentado en Hispanoamérica. En Colombia, Gregorio Gutiérrez González (1826-1872), poeta sencillo y sobrio, imita en su juventud al español José Zorrilla; su poema más conocido y original, "Memoria sobre el cultivo del maíz en Antioquia" (1866), versa sobre los trabajos agrícolas y está escrito en dialecto antioqueño. La larga obra de Rafael Pombo (1833-1912) presenta distintas tendencias, sin apartarse del. Romanticismo, desde el tono exaltado e inconformista de su primera época hasta la actitud más comedida y razonada de su madurez. Sus asuntos principales son el amor y la naturaleza, y sus composiciones más conocidas, las tituladas "La hora de las tinieblas"," Edda" y" En el Niágara".
El más destacado de los poetas chilenos es Guillermo Blest Gana (1899-1905), de acento melancólico, influido en su primera etapa por Alfred de Musset, al que traduce. Sus principales libros de versos se titulan "Mi viaje a ninguna parte" (1855) y "Armonías" (1884). Es también autor de novelas y dramas.
En México, descuellan los poetas Juan de Dios Peza (1852-1910),cultivador de los temas infantiles y domésticos en "Cantos del hogar" (1884); y Manuel Acuña (1849-1873), de fogoso temperamento que termina en el suicidio, autor, por ejemplo, del famoso "Nocturno", amoroso y apasionado.
En Perú, Manuel González Prada (1848-1918) se encumbra como la figura más destacada de su tiempo. Es temible polemista, crítico despiadado de la instituciones y la tradición, anarquista y partidario del indio. Su poesía recurre a gran variedad de versos y estrofas, ya que experimenta continuamente nuevas formas. Por este motivo está cerca del modernismo, si bien no suele considerársele uno de los precursores de ese movimiento. Sus libros de poemas exponen, en muchas ocasiones, sus ideas sociales y políticas, pero no desdeña el lirismo. De los nueve volúmenes que ocupa su producción, hay que destacar "Presbiterianas" (1909), "Exóticas" (1911) y "Baladas peruanas" (1915).
La poesía gauchesca argentina, que ha tenido su iniciador en Hilario Ascasubi, alcanza en la segunda mitad del siglo XIX la cima más alta con varios creadores de relieve. Estanislao del Campo (1834-1880) comienza imitando y replicando a Ascasubi, con el seudónimo de "Anastasio el Gallo". Su Fausto (1866) es el relato que hace un gaucho a sus amigos de la ópera de Gounod del mismo título que ha visto en un teatro de Buenos Aires. Resulta gracioso, aunque más folklórico que verdadero.
El máximo escritor gauchesco, José Hernández (1834-1886), poeta culto y de gran sensibilidad, emprende una ingente labor poética para dignificar al gaucho y dar auténtica nota nacional a la literatura argentina. Su "Martín Fierro", publicado en dos partes, la "Ida" en 1872 y "la Vuelta" en 1879, está escrito en octosílabos.
Es un poema plenamente romántico por su tono popular, nacionalismo, exotismo y carácter a veces novelesco. La compenetración de Hernández con el mundo que describe es tal, que su poema no parece obra de un individuo, sino de todo un pueblo, de la comunidad gaucha, con sus costumbres propias ,y su personalísima manera de expresarse. Aparte las alusiones a la política argentina, el poema contiene admirables descripciones de la vida del gaucho y de los indios.
Poeta gauchesco es también Rafael Obligado (1851-1920), de escasa producción, publicada en 1885. Se distingue "Santos Vega", sobre el payador del mismo nombre, asunto que ya ha tratado Hilario Ascasubi. Sin embargo, Obligado escribe un poema culto y documentado, que prescinde del dialecto de los gauchos.
Muy distinta resulta la poesía del argentino Pedro Bonifacio Palacios, conocido por el seudónimo "Alma fuerte" (1854-1917). Su obra peca de defectuosa y aun de prosaica en ocasiones, y su voz suena destemplada; pero tiene fuerza de renovador, porque aporta los, temas sociales desconocidos en su tiempo. "Confiteor Deo" (1904), "Evangélicas" (1915), en prosa, y "Amorosas" (1917) son algunos de sus libros más celebrados.
La prosa romántica, en el momento de su plenitud, cuenta con insignes figuras. En Ecuador, Juan León Mera (1832-1894) publica una novela de argumento indígena, "Cumandá" (1879), muy celebrada en su época. Se resiente de su sentimentalismo, lindante con la sensiblería, pero tiene ciertos valores literarios, sobre todo las poéticas descripciones de la selva virgen y las costumbres de los indios jíbaros. Otros relatos de Mera son "Melodías indígenas" (1858) y "La virgen del Sol" (186 l), sobre la destrucción del imperio inca.
Juan Montalvo (1832-1889), también ecuatoriano, aparece como uno de los mejores estilistas hispanoamericanos. Escribe poemas, dramas y relatos, pero resalta en la producción de ensayos, en los que, alrededor de un pensamiento o idea, teje pequeñas obras maestras del estilo. Su obra más famosa se titula "Capítulos que se le olvidaron a Cervantes" (1885). Tiene apariencia de novela, pero intercala, y son lo más interesante en ella, varios ensayos. Libros suyos, dedicados íntegramente a los ensayos, se llaman, "Siete tratados" (1882) y "El espectador" (1886).
El mejor novelista de la época en Chile es Alberto Blest Gana (1 830-1920), hermano del poeta Guillermo, anteriormente citado. Influido por Balzac, cuya obra puede conocer a fondo durante una prolongada estancia en Francia, escribe novelas de aspecto romántico, en las que apuntan ciertos elementos realistas. En ellas presenta una especie de "comedia humana" de la vida chilena, aunque compuesta de bastantes menos obras que las del novelista francés. "La aritmética del amor" (1860), "Martín Rivas" (1862) y "El ideal de un calavera" (1863) son relatos de ambientes burgueses, en los que el dinero y el amor tienen la principal función; "Los trasplantados" (1904) refiere la historia de unos ricos hispanoamericanos en París, mientras que "El loco Estero" (1909) narra aventuras y amores en Santiago de Chile. Una excepción en la temática general de su creación, "Durante la Reconquista" (1897), se ocupa de los años de la guerra de la Independencia y se considera una de sus novelas más ambiciosas.
Carácter autobiográfico tiene la producción del argentino Lucio Victorio Mansilla (1831-1913), cuya "Excursión a los indios ranqueles" (1870) ofrece un valioso documento de la vida de los indios de la pampa, que el autor ha compartido.
Ricardo Palma (1833-1919), peruano, es el mayor romántico de su país. A pesar de que cultiva distintas formas literarias, encuentra su más certero medio de expresión en la prosa, y en particular en un género creado por él: el de la "tradición". Sus Tradiciones peruanas, en seis series, publicadas de 1872 a 1883, presentan un vasto cuadro de la historia del Perú, desde la época de los incas hasta los días del autor, con un desfile interminable de personajes, situaciones, costumbres, etc., si bien se detiene especialmente en el siglo XVIII. Sus fuentes son muy variadas: crónicas, leyendas, dichos y cuentos populares y sus experiencias personales. Su estilo amenísimo posee encanto singular que cautiva la atención del lector, su léxico, lleno de jugosos americanismos, da un aliciente más a la obra. Aparte las famosas Tradiciones, publica libros similares, como "Ropa vieja" (1889), "Cachivaches" (1899), etc.
Otro gran valor de la novela hispanoamericana de la época romántica, el colombiano Jorge Isaacs (1 837-1895), crea en "María" (1867), novela típicamente romántica, el relato de un tierno idilio amoroso, en el marco de una naturaleza descrita de manera poética. Tiene también valor costumbrista, sencillo y veraz alejado de lo folklórico. Por ello, y sobre todo por el análisis psicológico del amor de los protagonistas, María alcanza rotundo éxito en su tiempo y queda como uno de los mejores relatos románticos de América.
Otro buen novelista de este período es el mexicano Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893). Sus principales obras se titulan "Clemencia" (1869), plenamente romántica, sentimental, sobre los amores desgraciados de dos parejas, y "El Zareo" (1901), su novela más notable, romántica por unos elementos y realista por otros. Es la historia de las correrías de unos bandidos, con acertados estudios psicológicos de los personajes, lo cual la distingue del cúmulo de narraciones románticas.
Mexicano también, y de menor importancia literaria que Altamirano, es su amigo Juan Díaz Covarrubias (1837-1859). Algunas de sus novelas presentan argumentos históricos o leve crítica social; no obstante, su obra maestra versa sobre costumbres, "El diablo de México" (1860). De Santo Domingo es Manuel de Jesús Galván (1834-1911 ), autor de la novela histórica "Enriquillo" (1878-1882), a la que distinguen, además de los típicos elementos románticos, entre los que no falta la defensa del aborigen, la gran fidelidad a los hechos de la historia. La acción se sitúa en el primer tercio del siglo XVI, y uno de sus personajes es el padre Las Casas, defensor de los indios.
Novela del mismo género, con elementos realistas, "Juan de la Rosa" (1885) del boliviano Nataniel Aguirre' (1843-1888), expone la guerra de la Independencia en Cochabamba.
A igual tema se dedica la obra del uruguayo Eduardo Acevedo Díaz (1851-1921): "Ismael" (1888), "Nativa" (1890) y "Grito de gloria" (1893) constituyen un cuadro de la historia del Uruguay, desde la preparación del alzamiento contra los españoles hasta la libertad definitiva del país tras la dominación brasileña.


Edad Media (S.V-XV).

Teocentrismo: gobierno ejercido directamente por Dios/ gobierno en que el poder supremo está sometido al sacerdotal o del príncipe como ministro de Dios, dirigen la civilización primitiva.
También el teocentrismo es la doctrina según la cual Dios es el centro del Universo, todo fue creado por Él, es dirigido por Él y no existe ninguna razón más que el deseo de Dios sobre la voluntad humana. El teocentrismo abarca todo lo que existe, incluso la razón científica, ya que todo lo explica por la voluntad divina y mística de Dios. Fue la corriente que predominó en la Edad Media y que más tarde se convirtió en antropocentrismo (el hombre es el centro del universo). Fue un concepto central en el pensamiento de principios de la era cristiana y la Edad Media hasta el periodo del Renacimiento, a partir de cuando se empezó a concebir a Dios como un factor pero no como causa única del mundo.

Vida Austera: La fe llenaba todos los aspectos de la vida medieval. No sólo las diócesis y las iglesias tenían sus santos protectores, sino también los gremios de artes y oficios. Las ceremonias de la nobleza, como la vela de las armas, la bendición de la espada, etc., dieron a la caballería, institución típicamente medieval, un sentido místico y cristiano. En las Galias, la consagración, que desde Pepino el Breve hizo del rey el ungido del Señor, imprimió a la realeza un carácter eminentemente religioso, del cual se derivaba una innegable autoridad, pero también una gran responsabilidad. El Estado y la Iglesia marcharon íntimamente unidos.
En concilios mixtos, nobles y obispos colaboraron en la codificación ya desde tiempos de Carlomagno. La "tregua de Dios", generalmente respetada y la pena de excomunión sirvieron para refrenar los impulsos demasiado bélicos de una época exaltada. Fue aquella una época de piedad externa: devoción a las reliquias, peregrinaciones a Tierra Santa. Las catedrales construidas por y para el pueblo fueron verdaderas Biblias, disertaciones teológicas en piedra. El florecimiento de la pintura y la escultura va ligado íntimamente a la Religión, sobre todo en Italia, Francia y España.


Cantar de gesta: Es el nombre dado a la epopeya escrita en la Edad Media o a una manifestación literaria extensa perteneciente a la épica que narra las hazañas de un héroe que representa las virtudes que un pueblo o colectividad consideraban modélicas durante el Medievo.

Fabulas: Las Fábulas y los apólogos, desde antes de la Edad Media, han sido relatados con intenciones morales y didácticas, con máximas y consejos, y si bien son narrativas, pueden presentarse en prosa o en verso.
Muchas de ellas llevan al final, una moraleja ejemplificadora. En otras, la enseñanza está sobreentendida pero no explícita.
Esta ficción breve y precisa enseña en una forma entretenida y moralizante; y muchos autores modernos y contemporáneos han tomado este género literario para deleitar a sus lectores menudos.

Jarchas: Es una composición lírica popular de la Hispania musulmana, que constituía la parte final de la moaxaja, de la que existen ejemplos desde el siglo X-XI. Las jarchas están compuestas en dialecto hispanoárabe coloquial, o en la lengua romance que utilizaban los andalusíes, impropiamente llamada mozárabe. Fueron escritas por poetas cultos árabes y judíos que tomaban como modelo la lírica románica tradicional. Pudieron recogerlas del folclore popular, o bien adaptarlas a sus necesidades métricas o bien componerlas de nueva creación, a partir de moldes tradicionales. Su importancia radica en que son el documento más antiguo que se conoce de poesía en lengua romance.
Cancioneros: Se entiende por Literatura medieval española el corpus de obras literarias escrito en castellano medieval entre, aproximadamente, comienzos del siglo XIII y finales del siglo XV. Las obras de referencia para esas fechas son, por un lado, el Cantar de mio Cid, cuyo manuscrito más antiguo sería de 1207, y La Celestina, de 1499, obra ya de transición hacia el Renacimiento.
Romances Históricos: El romance es un poema característico de la tradición literaria española, ibérica e hispanoamericana compuesto usando la combinación métrica homónima. No debe confundirse con el subgénero narrativo de igual denominación.
El romance es un poema característico de la tradición oral, y se populariza en el siglo XV, en que se recogen por primera vez por escrito en colecciones denominadas romanceros. Los romances son generalmente poemas narrativos de una gran variedad temática, según el gusto popular del momento y de cada lugar. Se interpretan declamando, cantando o intercalando canto y declamación

Poema de Mio Cid: El poema o cantar de Mio Cid narra las proezas del máximo héroe castellano, Rodrigo Díaz de Vivar, nacido hacia 1040, que tuvo un relevante papel en la política y, sobre todo, en la Reconquista. Enfrentado con el Rey Alfonso VI, fue desterrado y sirvió al rey moro de Zaragoza. Su rey le levantó el destierro, pero el decidió luchar con sus propias tropas. Tras muchas vicisitudes, murió en el año 1099.
Un caudillo cautivó al pueblo y a los juglares, mezclando realidad y fantasía, forjaron leyendas sobre él. Una de estas piezas, el poema del Cid, de fecha incierta: se lo supone escrito en el s. XII, pero puede ser de principios del s. XIII. También se desconoce su autor o autores, porque pudieron ser dos y aún más. Se conserva en un manuscrito, en la Biblioteca Nacional, en el cual se dice que fue copiado por un tal Per (Pedro) Abad, en 1207.
Libro de Buen amor (Juan Ruiz): El Libro de buen amor (1330 y 1343), también llamado Libro de los cantares, es una obra del Mester de Clerecía del siglo XIV. Es una composición extensa y variada de 1728 estrofas, cuyo hilo conductor lo constituye el relato de la autobiografía ficticia del autor (Juan Ruiz, Arcipreste de Hita), quien es representado en una parte del libro por el episódico personaje de don Melón de la Huerta. Está considerada de forma unánime como una de las cumbres literarias españolas de cualquier tiempo, y no solo de la Edad Media.

Alfonso X, el sabio: fue rey de Castilla y de León (1252-1284). A la muerte de su padre, Fernando III El Santo, reanudó la ofensiva contra los musulmanes). En 1264 tuvo que hacer frente a una importante revuelta de los mudéjares de Murcia y el valle del Guadalquivir. Como hijo de Beatriz de Suabia, aspiró al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, proyecto al que dedicó más de la mitad de su reinado sin obtener éxito alguno. Los últimos años de su reinado fueron especialmente sombríos, debido al conflicto sucesorio provocado por la muerte prematura de Fernando de la Cerda, primogénito de Alfonso X, y la minoridad de sus hijos, lo que desembocó en la rebelión abierta del infante Sancho y gran parte de la nobleza y las ciudades del reino. Murió Alfonso en Sevilla durante el transcurso de esta revuelta, no sin antes haber desheredado a su hijo Sancho.
Llevó a cabo una activa y beneficiosa política económica, reformando la moneda y la hacienda, concediendo numerosas ferias y reconociendo al Honrado Consejo de la Mesta.
También es reconocido por su inmensa obra literaria y jurídica. En 1935, se le reconoce como astrónomo nombrándole en su honor el cráter lunar

Marqués de Santillana: La figura del Marqués de Santillana (Íñigo López de Mendoza. Carrión de los Condes, 1398-Guadalajara, 1458) ha servido para que Santillana del Mar, histórica villa de Cantabria, tome protagonismo este verano, con una interesante muestra sobre el transito de la Edad Media a la Edad Moderna.
Jorge Manrique: Fue, probablemente el más importante entre los poetas del siglo XV ya que gracias a las “Coplas a la muerte de su padre” se diferencia entre muchos otros poetas del siglo XV. La producción poética de Jorge Manrique es bastante reducida; la constituyen 49 poemas de los que 45 son amorosos siguiendo la estética del amor cortes, en el que se ama y se sufre, otros son burlescos y uno, el más importante pertenece a la poesía moral.
Milagros de nuestra señora: Los Milagros de Nuestra Señora fueron escritos por Gonzalo de Berceo, entre 1246 y 1252, siglo XIII. Son una colección de 25 milagros donde se muestra la beneficiosa intervención de la Virgen en la vida de todos sus devotos. Berceo quiere aumentar la devoción por la Virgen. Para llevar a cabo está tarea se sirve de la lírica trovadoresca, de gran importancia en aquella época, sus Milagros tienen un carácter épico, se dirigen directamente al público, no incluyen cultismos, están escritos con naturalidad...
Gonzalo de Berceo utiliza la Cuaderna vía para escribir los milagros. Esta estrofa consiste en cuatro versos alejandrinos que riman en consonante.
Conde Lucanor: El libro de Patronio está formado por dos prólogos y cinco partes bien definidas, la más interesante es la primera, que consta de 51 "enxiemplos" o apólogos (fábula). Cada cuento se estructura de manera idéntica: Un joven señor feudal, el conde Lucanor, consulta a su hayo Patronio ante los muy diversos problemas que se le plantean en el gobierno de sus estados. Patronio le responde con un cuento o ejemplo alusivo al problema planteado y deduce una enseñanza moral. Después el autor dice que el conde sigue el consejo de su hayo y que le va bien. Don Juan Manuel resume la moraleja en un pareado que remata el enxiemplo.
La celestina: es el nombre con el que se conoce desde el siglo XVI a la obra titulada primero Comedia de Calisto y Melibea y después Tragicomedia de Calisto y Melibea, atribuida casi en su totalidad al bachiller Fernando de Rojas. Es una obra de transición entre la Edad Media y el Renacimiento escrita durante el reinado de los Reyes Católicos y cuya primera edición conocida data de 1499. Constituye una de las bases sobre las que se cimentó el nacimiento de la novela y el teatro modernos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Que bueno lo llevabas el blog con el contenido. Segui escribiendo que lo haces muy bien.
Mi blog:
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